Política moral. Habrá quien crea que, por razones semánticas, tales conceptos son incompatibles.
En este primer contacto con el mundo del blog, no me dedicaré a explicar lo que para mí significan ambos términos juntos, ni por separado. No son pocos los filósofos que ya lo han hecho: siempre desde el subjetivismo. En cualquier caso, sí confesaré cierta cuestión que me admira profundamente, a la par que me atormenta. Estoy refiriéndome al descrédito en la política. Casi convencida estoy de que la lectura de mi última frase esbozó la sonrisa incrédula, perspicaz y burlona del que, por cualquier casualidad, vino a leer estas líneas. Esa sonrisa no hace otra cosa que confirmar mis temores. Miren ustedes, y aquí es a donde quiero llegar:
El desprecio, el miedo, el descrédito, el recelo, el escepticismo, la ignominia: la aprensión a la política, permítanme la osadía, es uno de los grandes males de nuestro país.
Es esa repulsa la que nos resta apremio. ¿Por qué tal recelo a "la cosa pública"?
Me imagino que porque creen muy poco en quienes lideran el poder, en los políticos españoles; ni el gobierno, ni la oposición, ni cualquier otra alternativa les parece sensata. Muchos españoles comparten o comprenden esta postura. PERO PRECISAMENTE, si es la suya esta visión, con su escepticismo, con su descrédito y recelo, no hará otra cosa que mitigar las presiones que debería estar ejerciendo en aquellos que no merecen su confianza.
PRECISAMENTE porque creemos que una política moral existe, EXIGIMOS que se hagan las cosas bien. El mundo de la política es más fascinante de lo que lo queremos ver, se puede ayudar a muchas personas, porque la política trabaja para las personas.
¿Y si no es así? todos los ciudadanos, informados y comprometidos con los suyos deben ejercer presión PARA QUE ésto, NECESARIAMENTE, sea así. ¿No cree, pues, que el descrédito en la política es realmente nocivo? Nos aleja del afán de información, nos aleja de la responsabilidad, atempera nuestras exigencias. ¡Luego está dejando que sus políticos actúen a su libre albedrío y complaciente voluntad y... EN LOS TIEMPOS QUE CORREN!
Salgamos de este círculo vicioso, seamos los animales políticos que la sociedad reclama, el zoon politikón que trae la prosperidad, porque quiere la prosperidad y porque cree en la prosperidad.
¿Política moral? (Llegado este punto, permítame -tras haber compartido con usted mis líneas, pues no sólo son las primeras líneas de mi blog, sino mi primera publicación: es esta la primera vez que mis elucubraciones son plasmadas para ser difundidas- que aleje el trato de cortesía, para considerarlo un querido amigo).
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